La verdad, es que para construir la autoestima, esto no resulta en más que palabrería y finalmente usaremos comparaciones sobre cómo me ven los demás para definir nuestra autoestima, en la base de comparar nuestro propio rendimiento con el de los demás será que nos asignaremos un grado de valor. Entonces, esta “auto” estima, se vuelve una estima que depende de los demás.
Tener baja autoestima no significa en todos los casos no tener motivación y por el contrario un exceso de autoestima podría degenerar en narcisismo. Además cambiar la autoestima de uno, no es tarea de decir -- ahorita vengo tomaré un descanso para subir mi autoestima, mientras una serie de procesos mentales tienen lugar --. La autoestima es algo que se resiste al cambio. Supongamos tenemos una autoestima inmensa, incluso muchos psicólogos consideran que puede caer en actos violentos bajo situaciones que puedan afectar el ego.
La autoestima parece tener más puntos en contra que a favor. ¿Entonces ya no debo quererme?, o mejor dicho, ¿quererme ya no es un síntoma de que estoy mentalmente bien? Sí y no. Claro que debemos tenernos en cierto grado de auto concepto, pero no lo es todo.
Una alternativa para el bienestar psicológico es la autocompasión, la que contrario a la autoestima siempre se ha considerado como algo malo. Recuerdo mucho escuchar la frase “no te auto-compadezcas”. Yo no soy ninguna autoridad en estos temas, me baso principalmente en los trabajos de Kristin Neff, investigadora del área de psicología de la universidad de Texas.
De hecho una simple búsqueda por internet me llevó en la mayoría de los casos a tachar la auto-compasión como algo terrible. Aquí cito lo que encontré en una página (http://www.ampliatusoportunidades.com/2012/07/02/que-es-la-autocompasion-y-como-te-afecta/)
“Con frecuencia sentimos y pensamos que nuestra vida y nuestras opciones están limitadas por factores externos, sin darnos cuenta de que la raíz de dicha limitación es la autocompasión.”Bueno, la autocompasión está relacionada con la compasión y en cierto modo a ser conmovido por el sufrimiento de uno mismo (en este caso) y genera el deseo de aminorar o aliviar el sufrimiento de uno mismo y lo que considero más importante, no juzga como si lo hace la autoestima.
Sin embargo, algunas teorías sugieren que somos más duros con nosotros mismos que como seríamos con los demás. Sentir compasión por uno generalmente favorece sentir compasión por otros, al igual que no juzgarse hace menos probable juzgar a los demás. Sentir compasión por uno, es parecido a sentir perdón por uno mismo.
Es normal temer tener demasiada auto compasión, que tal si me lamento tanto de mi condición que no hago nada para mejorar. Esto no debería pasar si la auto compasión es verdadera, la clave es que no haya juicio ni crítica sobre los orígenes de esa compasión. La clave de la auto-compasión está en desear el bienestar de uno mismo. Es más bien que no nos compadecemos de nosotros mismos lo que lleva a la inacción, a la pasividad, a no hacer nada para mejorar.
No es que sintamos pena por nosotros mismos, la diferencia está en la identificación con el sufrimiento. Cuando sentimos pena por alguien no nos identificamos con lo que siente, ni nos conmovemos, sólo nos lamentamos más por lo que vemos y no nos gusta.
Entonces habrá que ser amables con nosotros mismos, entender que lo que nos sucede está originado por causas más amplias que sólo nosotros y, no olvidar que deberemos mantener los sentimientos de culpa y dolor hasta ciertos límites, sin identificarnos demasiado con ellos.
La auto-compasión, dice Neff, es la clave para el bienestar psicológico.
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