domingo, 21 de octubre de 2012

Amigo verdadero

Si pudiera susurrar al viento a través de la distancia, te diría al oído que lo único que hago es pensar en ti.

Quiero ser un amigo auténtico. Alguien que pueda continuar en tu vida. Quiero ser aquél que siempre esté ahí. Bajo un concepto atemporal. Alguien que no tenga ni genere conflictos emocionales, sino que esté ahí para tratar de aminorarlos.

Decidí ser feliz de corazón por la felicidad de todos aquellos que alguna vez me han trastornado. Transformarlo todo en algo positivo. Estar ahí para ti con toda sinceridad y en la mejor de las disposiciones.

Ni siquiera tiene razón de ser pensar en la tristeza.

La vida es sencilla cuando no se busca caerle bien a las personas...

La vida es mucho más sencilla cuando no se busca caerle bien a las personas. Todo es más fácil cuando la gente no es importante... ¿Pero realmente esa gente no es importante? Todo es cuestión de expectativas, pareciera que de repente todos las tenemos y luego pareciera que las que tenemos en muchas ocasiones no van de acuerdo a nosotros mismos, al menos croe que algo así me sucede.

De momento, no quiero hablar con nadie nuevo, conocer nuevas personas no tiene caso. Demasiado esfuerzo para nada. Intento hoy convencerme que todo eso no es para mí, aunque a veces es complicado. Es mejor enfocarse en mi vida académica que todas esas tonterías.

Si hoy muriera, creo que aparte de mi madre, muy pocos lo sabría, a muy pocos importaría. Parece que eso no me entristece, ¿qué sentido tiene querer hacerse notar? ninguno.

jueves, 5 de julio de 2012

Falsedad

Los días corren. No quiero saber que existes.
Aunque muero por volverte a ver.
Nunca en línea. Fuera de mi vida estás.
Que bueno, me digo. Que mal, lo siento.
Mi rostro de falsedad no existe más,
se ha desgastado su apariencia, no queda más.
He olvidado ser feliz, me he olvidado a mi,
pues sólo te recuerdo a ti.

Solo

Solo. Silencioso testigo de la noche.
Lo nuevo nace y lo que surge siento.
Surca en mi pecho este esplendor desconocido,
que ahora habita en mi corazón. Pienso en ti.
Ajeno estoy al control de mi ser,
pues eres tu quien ahora el control posee.
Eres tu quien ahora me hace suspirar.

Flotando

En esta barranco ilusorio al engaño de una falsa conciencia,
flotamos bajo el cálido sol de la esperanza.
Con el abrigo que el fulgor de la vida nos brinda,
dejamos este loco mundo atrás en la añoranza del amor

[18/mayo/2012]

Sin ti

En la perpetuidad del abismo acechante
ya no brilla la esperanza,
sólo el desierto yace bajo las sombras
de los recuerdos felices casi olvidados.

Allí donde se conjuga la vida con el amor.
Allí donde moraba la diáfana dicha de tu compañía.

Sólo de ti una leve idea me queda.


[Idea del 19 de mayo de 2012]

¿Y si dejo de querer, para simplemente empezar a amar?

¿Y si esta vez soy yo quien escribe su historia? ¿Y si esta vez sólo dejo llevar mi imaginación?, Pero las historias por sí mismas sin interés, son vacías. ¿Las vidas son vacías? me he preguntado muchas veces. No lo son. O tal vez si.

¿Tiene razón de ser pensar siquiera en la tristeza?

¿Y si dejo de lado todo en este mundo y me concentro solamente en lo bueno?,   ¿si dejo de querer para simplemente empezar a amar?. Porque la diferencia esta a mi alcance, al alcance de todos. Siempre pensando en que sufrimos por amor, justificando nuestro dolor en los sentimientos.

Pero hoy, pienso que no es así, que no se sufre por amor. Sino que cuando sufrimos es porque simplemente queremos, más no amamos. Y querer es un sentido de posesión, pues esperamos que aquello sea “nuestro” y deseamos que reaccione como algo que nos pertenece, que muestre casi agradecimiento a nuestro querer, queriéndonos también. Queremos que muestre los mismos sentimientos por nosotros. Pero... y si simplemente empezamos a amar, olvidamos los problemas que el querer conlleva, y sólo nos dedicamos a amar. La diferencia estará en la felicidad que nos brindará la existencia de aquella persona, en lo maravilloso que nuestros días se vuelvan con el sólo hecho de saber que la otra persona está a gusto, que está bien. Y mejor aún, si nos habla, nos regala una sonrisa, una frase. Más aún.

Parece una utopía, y me trae recuerdos de libros y películas románticas con las típicas frases de todo lo que deseo es que sea feliz, no importa si su felicidad no significa estar conmigo. Vaya que muchas veces he querido pensar, vaya que en tantas ocasiones he deseado ser feliz porque seas feliz simplemente, pero es difícil. Aunque es mejor pensar que eres feliz.

Es mejor mantener el bello recuerdo de lo que hay, aún si lo que hay no es lo que quisiéramos que fuera. Porque arruinar las relaciones fraternales intentando que vayan más allá, por el riesgo a caso de tal vez ganar más, pero ¿por cuanto tiempo? y si lo balanza sólo representa riesgos. Riesgos que tal vez sería mejor no correr.

En mi camino por la vida, he perdido contacto con muchas personas de gran valía, sólo por intentos de invlucrarnos. No hubiera sido mejor perdurar en el recuerdo la dulzura de lo bien que nos llevábamos que inundar con amargura nuestras vidas, y mermar cualquier posible contacto de futuro sólo porque alguna vez nos dijimos que no nos queríamos como antes. Hasta pareciera que no tenemos madurez suficiente para regresar a lo que éramos antes.

Aunque me digo una y otra vez que en la vida real no pasa como en los cuentos cuándo alguien se va y el otro llega en el último momento a declararle su amor eterno e incodincional pidiéndole que no se vaya y que hagan una vida juntos y que sean felices para siempre. Aunque sé que no es así, le echo la culpa a la fantasía que me hizo creer que eso era posible, que me hizo pensar en la esperanza. Rechazo la idea, y no quiero esperar ningún mensaje, ninguna señal. Continuar mi vida. Luego, me sorprendo revisando mi celular en busca de un mensaje, ¿porque es que no puedo simplemente continuar mi vida? Porque me la vivo pensando que aunque no estoy esperando nada, pasará inesperadamente y seré feliz porque así suceda. Estoy en un lugar y volteo esperando que aparezcas. Nada. Estoy solo y reviso mi teléfono. Nada.

Tanto pensar en que la esperanza es un fruto creado por los cuentos de hadas, por las películas románticas donde todo final es feliz. Lleva a concluir que eso no es lo mejor y que así no debería ser. A creer que es mejor no esperar nada de la vida, luego a engañarme pensando que creo de tal forma y sorprenderme esperando lo contrario.

Siempre me sorprendo esperando lo contrario. Por eso hoy sólo reflexiono por un momento, en mi mundo utópico mental: ¿Que tal si dejo de querer para simplemente empezar a amar?

miércoles, 23 de mayo de 2012

Ironías de la vida

Existencia y Vaciedad.

Ligereza de culpa. Hoy me siento falto de todo interés. Es difícil continuar queriendo una vida mejor cuando todo lo que hay alrededor es vaciedad y un mundo lleno de clichés.

Actividades que sólo nos muestran cuan animales somos. Cuán reductibles son nuestras supuestas fortalezas,  ¿convicciones?, mejor ni hablar de ellas, pues no son más que ideas hipócritas de nosotros mismos, falsas creencias de las que queremos convencernos.

viernes, 6 de enero de 2012

Dudas en el amor?

Algunas veces surge la duda y evitarla no puedo. Será que estoy mal por esto?
¿Es que el amor debe ser perfecto y sin dudas?

Busqué en internet... como evitarlo, si esta es la era de la información, la era en la que las respuestas a todas las preguntas las tenemos al alcance de la punta de nuestros dedos. 

¿Y que encontré? 

Creo que lo que creí que encontraría, que en el amor no hay dudas. Es cierto, en esos momentos he estado. Que hermoso es no tener duda en ningún segundo del día. 

Aunque las dudas nos pueden atacar en los dos sentidos, cuando tenemos una relación y a veces dudamos de ella porque no todo es perfecto, y cuando no tenemos una y tenemos miedo a iniciarla.

Hay veces que al pensar en ti sólo nostalgia siento. Veo tu foto y los recuerdos llegan. Sólo la añoranza persiste. La esperanza y el fulgor ¿donde quedaron? 

Es cierto, cuando estamos enamorados, hacemos todo lo posible por estar con esa persona, todo lo que hace nos parece bien, y lo que hacemos también. Si eso deja de pasar, entonces, ¿el amor decreció? ¿Podremos hacer algo para recuperar la ausencia de duda?

jueves, 5 de enero de 2012

Ver hacia atrás desde el futuro. La suma de la felicidad

Siempre nos preguntamos si las decisiones que tomamos serán las correctas.

Imaginémonos en el futuro y veamos hacia nuestro pasado. Lo que vemos nos hace más felices que infelices? Entones debió ser la decisión correcta. Si por el contrario encontramos que es más el sufrimiento que la dicha, entonces tal vez deberíamos hacer las cosas de forma distinta.

Ahora, un caso interesante. ¿Que pasará si encontramos la situación demasiado equitativa?, es decir, que tengamos momentos tanto tristes como felices, y que al final la suma se nulifique. En esos casos, ¿Vale la pena lo que estamos viviendo?, o sea, de todas formas no parece haber un beneficio neto. En mi opinión si, aunque al final, cada uno lo decidiremos. Lo creo de esta manera porque la vida no puede ser todo miel sobre hojuelas, no podemos esperar qu el haya problemas en nuestra vida, sea en el trabajo, la escuela, las relaciones, etc., pero si también tenemos momentos buenos, entonces hay que ver que tiene más peso al final.

Esto me trae a la mente la teoría de la felicidad cuantizada, la que nos dice que tomemos a la felicidad como una curva dependiente del tiempo, esta curva estará sobre el eje del tiempo (de las x's) cuando tengamos un momento de felicidad y estará por debajo en los momentos de infelicidad. Sobra decir, que si no hay felicidad ni tristeza se estará en el eje de las x's y que al final de la vida si sumamos el área bajo nuestra curva de felicidad (integramos) obtendremos un resultado igual a cero.

¿Una vida plana?
Más bien una vida con sus cosas buenas y sus cosas malas. Que al fin de cuentas de eso se trata. De luchar por alcanzar nuestras metas, nuestra felicidad. Pero hay que recordar que debemos disfrutar el camino, y no pasaros lamentando esperanzados a alcanzar dicha meta con la idea de que solo entonces obtendremos la tan añorada felicidad, porque entonces podría os decepcionarnos. Mejor valoremos todo el camino que tenemos que seguir para lograr nuestros objetivos y así podremos apreciar mejor la vida y tener al final una mejor calidad de vida.

No busquemos que nuestra curva de la felicidad sea siempre positiva, mejor luchemos porque no esté mucho sobre el eje de 0 felicidad y 0 tristeza, y porque fluctúe para que así podamos apreciar los matices de la vida.

martes, 3 de enero de 2012

¿Es la fidelidad realmente importante? Las parejas previas de tu novio(a) no te afectan realmente?

Veamos algunos puntos de vista sobre que tan importante es la fidelidad en las relaciones sentimentales y a su vez, que tan tanto nos afecta el saber sobre parejas previas de nuestra pareja actual, ¿difícil?.

El día de ayer platicaba mientras tomaba un café con un amigo, salió a colación en algún momento de la charla, cuán importante podría la fidelidad ser en una relación, y si no es que tal vez la estábamos sobrevalorando. Intentemos ser imparciales mientras analizamos este tema. Pues también a mi me resulta complicado pensar en que teniendo una pareja estable, pudiera aceptar el que estuviera también con otras personas.

-- Es que la fidelidad es una cuestión de machismo -- me contaba mi amigo.

-- Machismo?, pero como -- me confundió y le pregunté, recordando que mi amigo es psicólogo, supuse que la pregunta llevaría a una respuesta interesante.

Así, mi amigo me explico la razón, porque el problema está en que no podemos permitir que aquello que es nuestro sea el placer de alguien más. Básicamente nos estamos apoderando de la otra persona y no aceptamos que eso que es nuestro sea también de alguien más.

Lo mismo sucede en los casos de parejas pasadas. Aunque todo el mundo se la pase diciendo que no es importante lo que haya pasado en las relaciones pasadas, y que si no fue en tu año no te hace daño. Esto es falso, al menos nosotros intentamos mentirnos a nosotros mismos con la idea de que no nos afecta el conocimiento de parejas anteriores en nuestra actual relación.

Yo mismo pensaba que esto era una idea verdadera, y que no era importante el conocer sobre nada del pasado de la otra persona, y hasta imaginaba que era bueno si te lo contaba porque era una forma de confianza en la relación y sólo era muestra de madurez por parte de ambos. Vaya sorpresa, cuando me toca en una relación que me comienzan a relatar sus parejas del pasado. Y dije -- bueno, será momentáneo y una vez que termine ya no contará nuevamente-- pensé que era como establecer los puntos sobre los cuales una relación arranca desde el principio, casi como un intercambio de información de identidad.

Se entiende, porque incluso uno también lo hace, eventualmente. Pero que complicado se vuelve una vez que comienza a ser recurrente. Surgen extrañas sensaciones cuando tu pareja te habla continuamente de su pasado con otras personas, que hicieron y que no hicieron juntos. Mucho peor si estas conversaciones llegan hasta puntos de intimidad más allá de lo que esperamos. Por suerte en cuanto a esto no era así, al menos no tan directamente.

¿Qué podemos hacer? Yo la verdad evadía el tema al principio, decía algo como: ajá. Sin más, esperando que la otra persona pasara del tema y notara la incomodidad. Como eventualmente esto no sucedió. Fue necesario entonces mencionar como la situación se tornaba difícil, pero ¿porqué era así? resulta, que no queriendo, terminaba por compararme yo mismo con las parejas anteriores, que si tenían esto o aquello, que si eran más atractivos, mejores en algunas cosas, etcétera. Y bueno aceptémoslo o no, todos habremos pasado por alguna situación semejante cuando nos mencionan el historial de parejas previas. Pues esto parece una competencia. Darwinismo clásico diría yo, todos buscamos lo que mejor se adapte a nuestras necesidades, con sus vicisitudes, claro, pero nada es perfecto.

¿Bueno, y que pasa si aparte de todo esto se va más allá en este conocimiento del pasado de nuestra pareja? A que me refiero con esto, es decir, que encontremos evidencias de las relaciones pasadas, fotos, cartas, etcétera. Todos dirán, ¿pero eso que tendría de malo? y yo también lo pensaba así, hasta que algunas de las fotografías mostraban mucho cariño, y aunque quería evitar sentirme mal, porque sabía que eran eventos del pasado, me resultaba imposible.

En este último caso, surge de nuevo la misma idea de una especie de engaño, claro que sabemos que no es así, porque ni siquiera le conocíamos cuando eso sucedió. Es otra vez, el machismo, la idea de que es algo nuestro y de nadie más, de que ¿cómo es posible que esta persona, tan ideal, pura, pueda ser objeto de placer de alguien más? Vaya! que es difícil todo esto de las relaciones y los embrollos en torno a ellas que nosotros mismos nos creamos.

Entonces, surge la idea nuevamente: ¿podríamos ser más felices en una relación si dejamos de lado tanta prioridad a la fidelidad? Si lo vemos racionalmente parecería que sí, pero eso a su vez nos diría que una persona puede querer a otra y a su vez estar sexualmente con otras únicamente para satisfacer ciertas necesidades. A mi en lo particular, eso me deja mucho que pensar, sobre todo en circunstancias en las que: si tiene que estar con alguien más porque tiene ciertas necesidades, ¿significa entonces, que yo no puedo satisfacerlas? y ¿No debería ser parte de mi rol en la pareja hacerlo?, claro que dependerá de a que nos refiramos con estas supuestas necesidades, porque podría ser que fueran necesidad de afecto, en cuyo caso, si no tenemos afecto en una relación, ¿es una relación? y si por otro lado, son necesidades físicas, que significa, ¿que tenemos una relación en donde sólo fraternalizamos?, entonces eso no sería amistad y no una relación.

Mil preguntas surgen cuando se trata de este tema de la infidelidad, lo que si es cierto, como dice mi amigo, es que ciertas parejas son completamente funcionales bajo este esquema, y son “felices” así. Siempre me causará un shock, ¿será entonces porque soy machista sin más?, y si es así ¿significa que por no querer compartir a mi pareja no la amo realmente?, ah ¿verdad que este pregunta deja en shock al resto?

En fin, esto es sólo una reflexión sobre ideologías que hay a nuestro alrededor.

lunes, 2 de enero de 2012

Autoestima de un gordo o de alguien que lo fue. ¿Se puede ser feliz?

Vaya! Que el haber tenido exceso de peso en algún momento es algo que se carga para toda  la vida. Precisamente hoy hablo de los problemas que me ha traído este suceso a pesar de ya no estar gordo, o al menos no tanto como antes,

Brevemente, cuando era un niño pequeño fui víctima de una enfermedad que obligó a mis padres a administraren grandes cantidades de vitaminas y estimulantes del apetito, a pesar de ser un niño muy delgado, en pocos meses, seis, me convertí en un niño muy muy gordo. Lo recuerdo hasta de un modo jocoso, hoy en día, pues cuando entré al kinder era bastante pequeño y cuando salí era inmenso, hay que decir que solamente fui un año al kinder.

¿Que paso después?

Hube de cargar con el estigma de la gordura durante casi los siguientes 20 años. Fui a la escuela y aunque me gustaban algunas niñas tanto de clase como vecinas, y hasta estuve "enamorado" de una, jamás me atreví a decirle nada por mi misma condición, pues tanta obesidad solo había creado miedo al rechazo. Y no era un miedo infundado, porque recuerdo alguna vez haberle insinuado bastante claro cuales eran mis intenciones y simplemente me dijo que alguien más le había dicho que le gustaba.

Era terrible visitarla cuando se reunían varios amigos en su casa, porque iba el niño en cuestión que si se atrevió a decirle, y que, por triste que resultara, lo comprendía. ¿Como era esto posible? Muy simple, tuve el razonamiento que seguramente ya todos habremos tenido -- ¿Que hay en él que no hay en mi? -- la respuesta saltaba a la vista. Era un año mayor que yo, delgado, con un cuerpo formado adelantado a su edad, tenía diez años y podría apreciarse el desarrollo de alguien de quince, de cabello rubio oscuro y tez blanca triguereña. Luego me miraba a mi al espejo y ¿que encontraba?, pues a un niño con apariencia sobremanera infantil, cara redonda, peinado de "ñoño", una panza inmensa... Y bueno, creo que con eso bastaría para conocer el resultado de la comparación.

Miraba entonces al otro niño, y me daba cuenta que tenía muchas más posibilidades que yo, pues veía tanto sus características que yo no tenía, que hasta a mi me resultaba atractivo. Me sorprendía pensando en que quisiera tener su aspecto en que quisiera verme como él para así poder agradar. Obvio, jamás paso.

Al final, desistí de decirle cualquier cosa a esta niña, pues ya no quedaban más opciones. Lo peor, me alejé por completo del mundo, dejé de salir con mis amiguitos de la cuadra, dejé de jugar y me quedé en casa, no haciendo nada. Pasaba mi tiempo viendo tv o capturando mis exámenes de la primaria en la computadora de mi hermano, ¿servía esto para algo?,  ¿me traía algún beneficio?, claro que no. Sólo me alejaba del mundo al que tanto miedo le tenía. Me enajenaba del mundo en el que fracasaría.

Así fueron muchos años, en los que dejé de tener amigos y de interesarme por niñas. Recuerdo que miraba a otros niños y admiraba su estructura desdeñando la mía. El médico siempre dijo a mi madre que no se preocupara que en la adolescencia cuando creciera entonces toda la gordura desaparecería. No fue así. Será porque yo era un niño muy alto y en el desarrollo ya no crecí mucho mas, tal vez. Entre en la preparatoria y todo seguía igual. Aunque ahora refugiado en el estudio, me esforzaba por ser el mejor siempre, pero muchas veces en silencio lloraba por no formar parte de aquel mundo al que tanto añoraba.

En mi condición, incluso vestía como un señor, nada acorde a mi edad. Recuerdo incluso que me daba miedo entrar a las tiendas de ropa, pues no sabia que podría ponerme, no sabia como cambiar, y al final mejor dejaba que mi madre escogiera por mi, ropa de vestir. Podemos pensar, ah la ropa de vestir se ve muy bonita, pero en un gordo no es así.

Al fin decidí adelgazar, lo que llevo 4 años aproximadamente, pero cometí el error de solo adelgazar haciendo dietas. Y bueno, ir al gimnasio también me daba terror, si me atemorizaban las tiendas de ropa, cuanto más el gimnasio. ¿Que pasó? Que me quedé con los estragos de haber sido gordo, flacidez y estrías. Superé un trauma para adquirir otro. Vaya vida. Tenía entonces 22 años y era un amargado, porque me seguía considerando una opción fatal. Por las mismas razones nunca había salido con nadie, cero contacto sexual, ¿y porque? por el miedo al rechazo de mi condición.

Hasta la fecha he ido al gimnasio en la búsqueda de mejorar mi apariencia, pero nunca lo he logrado, sigo arrastrando aquellos estragos de la gordura. Lo dejé hace ya varios meses. Y creo que la única forma será hacerme una lipectomía para recuperar la autoestima, o mejor dicho, para tener la autoestima que nunca he tenido. ¿Y porque a pesar de haber adelgazado tanto sigo con una pésima idea de mismo? La respuesta es fácil, porque por lo mismo, no me siento listo ni seguro para tener relación de pareja plenamente, lo que ha limitado mis relaciones sentimentales hasta la fecha. pues siempre está el miedo, que no me toque aquí, que no me vea en esta posición, etc

Resulta que en la actualidad después de haber superado el miedo a las compras y a que me esfuerzo un poco en mi mismo, varias personas me dicen que soy atractivo, es difícil lidiar con eso, es algo nuevo y muy pocas veces me lo creo. A veces hasta creo que se burlan de mi cuando me lo dicen. Otras, me veo al espejo, me veo como siempre me he visto y lloro nuevamente.

Escribo esta entrada, para mostrar a todos aquellos que tenemos o hemos tenido la misma condición en el pasado veamos en primera que no estamos solos. Y luego, ¿Que se puede hacer? La respuesta es nada, solo aceptarnos sin más. El miedo que tenemos al rechazo está únicamente en nosotros mismos. Los demás, quienes están a nuestro lado nos aceptan tal como somos. Saben a lo que se atienen si lo queremos ver de ese modo. Pero están ahí a pesar de todo. Si seguimos actuando incorrectamente sin buscar realmente la felicidad ya no podemos culpar a la obesidad, o al hecho de haber sido gordos, sino a nosotros mismos, es momento de dejar de ocultarnos y permitirnos vivir. Que fácil lo digo, pero ¿lo hago yo? al menos lo intento, y empiezo por darme cuenta que debo intentarlo. Debemos empezar por algo.



SOMOS NUESTRA PROPIA RESPONSABILIDAD! SI QUEREMOS SER FELICES DEBENOS HACER ALGO AL RESPECTO!