miércoles, 29 de enero de 2014

Palabras nunca pronunciadas.

Condenado a no dormir una noche más, marcado nuevamente por el estigma de un sopor del que no puedo liberarme, del que no puedo escapar, pues dejar de pensar no puedo. Tan sólo un atisbo de pensamiento inmaculado es lo que necesito, al menos momentos de abandono, pero no. Me juega trucos  la mente e impide que deje de pensar, fantasear y recordar. Insistente es ante la idea de no dormir.

Incansables los ya pesados ojos parecen ser. ¿De qué sirve estar despierto si todo en cuanto pienso es en dormir?, ¿de qué sirve mirar al techo cuando sólo deseo descansar? Y vaya paradoja, acostado sin hacer nada y sintiéndome a cada instante más cansado. Agotado en el descanso del descanso inalcanzable por las jugarretas de esta mente.

Las horas pasan y pienso en todos esos ayeres perdidos, todas aquellas palabras que sin fuerza nunca fueron pronunciadas. Hilando historias de mundos alternativos donde fueron dichas. Donde fueron contestadas. Donde su expresión brindó felicidad.

En el infructuoso intento de no pensar en lo no dicho, busco fantasías de lo que no será. Llanas ideas que mueven al corazón. Espurios pensamientos, sin razón y sin sentido llenan esta noche. Veo al reloj y entiendo que serán pocas las horas que para dormir queden. Pero ¿cómo más sino bajo la presión de no dormir podría recuperar la razón y perder el incordio de la no solicitada vigilia?

Y bajo esta noche despierta plagada de elucubraciones sin sentido, recuerdo aquellos abrazos que nunca fueron,  sellados con aquellos besos que nunca se dieron. Recuerdo esas promesas no dichas que se hicieron. Esas ilusiones no pedidas y no dadas pero que insistían en ser. En existir.

Es mi cerebro medio dormido junto con la noche quien escribe. Es la  sinrazón la que exacerba mi pensar y mi sentir. Aunque sólo siento a medias. Por más regocijo que sintiera una sonrisa no saldría. Por más triste que estuviera una lágrima no derramaría. ¿Cómo puedo decir entonces que exacerba mi sentir, si luego mi sentir no puede aflorar? Pero sí, yo lo siento, está ahí palpitante y latente a un lado de lo nunca pronunciado.

martes, 21 de enero de 2014

¿Qué decir?, ¿qué escribir?

En una vida carente de atrevimiento pasan los días. Lo más triste es que apenas hoy me doy cuenta.

Recibo la llamada de una amiga y comenzamos la plática de todo y de nada, ¿me acuerdo?, no lo sé. En un momento comienza a hablar sobre que está transportándose a su lugar de trabajo. en el fondo se escucha una canción cuyas notas no puedo distinguir y cuya me interesa tan poco que ni siquiera me preocupo por intentar entenderla. "Bajan en la siguiente parada", alcanzo a escuchar. Al fin todos aquellos sonidos que llenaban el ambiente desaparecen, al fin sólo escucho en el teléfono la voz de mi amiga y el lejano zumbar del viento. "No se ve el carro de mi jefa" me dice y se nota un tono de alivio en su voz, le digo "quizá solamente no se ve y, deliberadamente decidió dejarlo en otro lado, engañarte y crear en ti esa falsa idea de dicha, quizá ya se encuentra esperándote, con todo preparado para cuando llegues tumbar esa ilusión y poder reírse de ti con desdén". Mi amiga ríe mientras se lo digo.

Aunque creo que las palabras no son literales y que las que otrora salieran de mi boca fueran más divertidas, me dice que debería escribir un libro. Le digo "lo he considerado, el principal problema es que no logro concebir ninguna idea útil para la causa, ninguna cosa que valga la pena ser escrita". "Un relato corto o un cuento" me dice, a lo que pienso que podría tener mucho de verdad y que quizá debería comenzar a intentar tener una idea, en todos los casos nunca se me ocurre algún tema del cual escribir que sea más que ideas tontas y sin sentido. "Habla de la vida" le oigo decir. Miles de ideas cruzan por mi mente y le digo "Si hablo de la vida, seguro la inmadurez de mis pensamientos quedará plasmada sobre el papel, seguro que mucho de lo que diga tendrá connotaciones de ámbitos sexuales y no porque yo me la pase teniendo cópulas, sino porque mucho del mundo es eso" ... ¿Y qué?, ¿acaso las anhelo? tal vez, pero aún sí si o sí no, en el mundo hay demasiado, y mi cabeza tiene mucho del mundo en ella.

Decido entonces intentar poner en práctica esa sugerencia con esta escueta redacción de aquel suceso. Comenzar con alguna frase que tal vez desate mi furia por las letras o que tal vez la apague para siempre como un balde de agua apaga los remanentes de una fogata.

domingo, 5 de enero de 2014

La lectura como refuerzo a la memoria

Hay ocasiones, sobre todo en las vacaciones, en las que comienzo a sentir que mi capacidad para recordar cosas cotidianas va disminuyendo. Esto lo creo, porque en una conversación normal, batallo a veces para decir palabras o frases que durante mucho tiempo había estado usando con total naturalidad, frases tales como «ayer me estaba tomando una ... “____”», y sólo hasta varios segundos después puedo decir que era; por citar un ejemplo, una sangría. Y tampoco es que se me quede la mente en blanco, porque tengo la imagen clara de lo que se trata, pero he olvidado su nombre al menos por breves instantes. Y sobra decir que me preocupa.

Como al inicio, mencionaba, esto ocurre más a menudo en las vacaciones, que casualmente es cuando menos actividad intelectual realizo, así que decidí volver a la lectura y probar y poner a prueba sus capacidades de “mejora”, lo pongo entre comillas porque todo el mundo decimos que nos hace falta leer, que ayuda a la imaginación, al vocabulario, a ejercitar la mente, y muchas más, pero no tengo un sólo término que lo englobe todo, al menos no uno que recuerde de momento (quizá entonces esto no está funcionando).

Esto no está basado en ningún tipo de estudio, sólo en mi experiencia.

Así que me pongo a continuar la lectura que casualmente tenía pausada. La torre oscura de Stephen King, y es que aunque estaba ya por el último libro, me tomé como un mes de descanso, pues creo había quedado abrumado con el sexto libro de la saga (son siete en total, al menos, oficialmente y descartando todos los otros libros que tienen conexión relativa).

Luego de regresar a la lectura, y terminar el libro en aproximadamente una semana. Lo sé, no es nada asombroso considerando que no hago nada más con obligación por estos días, pero hay que tener en cuenta que incluso en vacaciones se puede tener una agenda apretada, pues se debe (creo yo) aprovechar para ver a toda esa gente que has relegado en tanto tiempo.

 Me estoy desviando. Luego de terminar el libro, puedo notar que mis conversaciones cotidianas vuelven a ser fluidas, al menos como lo eran hace poco, y que sólo tengo las dificultades normales para recordar cosas menos comunes, que seguro a la mayoría nos pasa.

Puedo decir, completamente seguro que la lectura es tan buena y tan necesaria como el aire o el agua. Y si, nuestra cultura tan floja (por supuesto, soy muy flojo también) a veces nos hace preferir cosas que requieren menor esfuerzo, como ver la tele y que no requiere nada de capacidad imaginativa. Ya sé que no hablo nada de nuevo, pero quería ponerlo en mis términos y que fueran tangibles.  Como sea, habrá que ver cuál será el siguiente libro a comenzar.