Hoy ya no alcanza el tiempo, pero que gran dicha pensar en iniciar el diario de la felicidad. Escribir un breve suceso que valga la pena recordar del día que nos haya hecho ser felices. Vamos reprogramar al cerebro. El objetivo de este tipo de entradas es irse acostumbrando a fijarse en los aspectos positivos de la vida antes que en los negativos
Primera entrada del diario de la felicidad.
El día de hoy fue interesante y divertido. Básicamente un improvisado domingo de reunión social en casa de amigos-compañeros de escuela, en donde cocinamos de forma colectiva. Comimos y reímos pero no cantamos. Algo complicado concurrir en todo por nuestros diferentes carácteres, pero al final un aprendizaje que sólo se da de la convivencia y la animosidad que devenga de ella.
El aspecto positivo a recordar de hoy es entonces, la convivencia con amigos y otros que no eran tan amigos, pero que van por el camino de serlo. Caminar por los juegos mecánicos, con la agradable noche, aunque todo opacado por la insuperable dicha de la compañía.
Y las tres cosas buenas para recordar mañana.
- Haber cocinado, hecho sangrías y mojitos con amigos.
- No haber necesitado de juegos de mesa para entretenernos.
- Ver la formación de vínculos fraternales casuales y hablar de todo tema sin restricción.
- Haber acordado volver a reunirnos mañana para comer.
Ahora que empiezo a hacer este ejercicio me doy cuenta que hay demasiados puntos positivos en la vida. Continuaré asiduamente haciéndolo, esperando mejorar siempre, tanto en los puntos que noto, como en mi percepción del mundo. Creo que más importante tengo que agradecer haber encontrado este método en las Ted talks y contar con amigos tan comprensivos como los que tengo. Creo que esas lecciones de humildad que tanto he necesitado toda la vida, son el pan de cada día. Quiero sinceramente aprovecharlas y no simplemente pasar de largo de ellas. Sino tratar de mejorar cada día aprendiendo de todos y de todo. Ser feliz.
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