domingo, 23 de marzo de 2014

Buscando...

(Cuando lo transcribí me di cuenta de su incoherencia, mi incoherencia)

Y así nos la pasamos buscando. Buscando algo que podría ser imposible de encontrar como si nosotros mismos tuviéramos miedo de que existiera. Pero no es así.

Está basado en la sobre valoración que tenemos de nosotros mismos la mayoría de las veces, otras en la infravaloración, las menos. Esto es porque creemos ser una cosa y merecer por lo tanto lo que nos corresponde. Y no con esto quiero decir que tengamos realmente que etiquetarnos, pero la verdad es que nosotros mismos vivimos etiquetándonos. Aún de manera inconsciente lo hacemos y etiquetamos también a los demás.

Frívolo, pero la realidad es frívola, el mundo es un lugar poco cálido. No totalmente tal vez, pero una gran mayoría. ¿No vuelve entonces en anormales a aquellas personas que no lo son? Asumiendo que tales personas existan, claro está. Creyendo que es posible, esperamos que los demás no nos juzguen y nosotros sí juzgamos, aunque decimos que no lo hacemos, sería deleznable. Esperamos ser medidos de diferente forma de como nosotros lo hacemos. Esperamos y esperamos. Sin un final, mas que la resignación o la muerte.

Por ejemplo, a veces que en “el amor” buscamos a alguien que supere nuestro atractivo (a veces, dije), que sea más joven, más delgado, con mejor cuerpo... Para que luego resulte que esa persona también busca lo mismo. Que ironía. Todo parece caer en la resignación. Alguno de los dos  tendrá que aceptar que sus objetivos totales no pueden cumplirse y tendrá que intentar sobrellevar la situación que exista. Oh sorpresa, aquí surgen las justificaciones basadas en el comportamiento. Quizá deje de amar y llegue la resignación al querer, a la costumbre, a la necesidad de afecto.

En otras ocasiones, lo que buscamos es en parte lo que perdimos con los años, o lo que no hicimos y los años que perdimos dejando de hacer esas cosas que ahora deseamos hubiéramos hecho. Vemos en los más jóvenes la respuesta a nuestras súplicas de lo inexistente. Así que si a alguien le interesan las personas mucho más jóvenes, el rango de edad podría ser adecuado si el objetivo del asecho es lo bastante inmaduro para aceptar buscar una figura paterna, prueba de que habremos tenido éxito. A esto no le pongo adjetivos porque cada quien sabrá.

Difícil encontrar al ideal, y no es que no exista, es que no podemos controlar lo que pensamos producto de nuestro entorno.  Esto nos lleva a pensar en otra cosa, eso que llamamos amor en realidad si lo controlamos. O más bien, es nuestra vida la que lo controla, y nosotros controlamos en cierta medida esa vida.

Nuestros “desamores” y decisiones son producto de nosotros mismos. Si creemos que no hay respuesta, es que vivimos creando nuestra infelicidad y culpamos a los demás de nuestros actos, cuando son nuestros actos los mismos de los demás.

(Aquí el nosotros se acerca más al yo, pues es mi opinión despersonalizada únicamente)

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