domingo, 5 de enero de 2014

La lectura como refuerzo a la memoria

Hay ocasiones, sobre todo en las vacaciones, en las que comienzo a sentir que mi capacidad para recordar cosas cotidianas va disminuyendo. Esto lo creo, porque en una conversación normal, batallo a veces para decir palabras o frases que durante mucho tiempo había estado usando con total naturalidad, frases tales como «ayer me estaba tomando una ... “____”», y sólo hasta varios segundos después puedo decir que era; por citar un ejemplo, una sangría. Y tampoco es que se me quede la mente en blanco, porque tengo la imagen clara de lo que se trata, pero he olvidado su nombre al menos por breves instantes. Y sobra decir que me preocupa.

Como al inicio, mencionaba, esto ocurre más a menudo en las vacaciones, que casualmente es cuando menos actividad intelectual realizo, así que decidí volver a la lectura y probar y poner a prueba sus capacidades de “mejora”, lo pongo entre comillas porque todo el mundo decimos que nos hace falta leer, que ayuda a la imaginación, al vocabulario, a ejercitar la mente, y muchas más, pero no tengo un sólo término que lo englobe todo, al menos no uno que recuerde de momento (quizá entonces esto no está funcionando).

Esto no está basado en ningún tipo de estudio, sólo en mi experiencia.

Así que me pongo a continuar la lectura que casualmente tenía pausada. La torre oscura de Stephen King, y es que aunque estaba ya por el último libro, me tomé como un mes de descanso, pues creo había quedado abrumado con el sexto libro de la saga (son siete en total, al menos, oficialmente y descartando todos los otros libros que tienen conexión relativa).

Luego de regresar a la lectura, y terminar el libro en aproximadamente una semana. Lo sé, no es nada asombroso considerando que no hago nada más con obligación por estos días, pero hay que tener en cuenta que incluso en vacaciones se puede tener una agenda apretada, pues se debe (creo yo) aprovechar para ver a toda esa gente que has relegado en tanto tiempo.

 Me estoy desviando. Luego de terminar el libro, puedo notar que mis conversaciones cotidianas vuelven a ser fluidas, al menos como lo eran hace poco, y que sólo tengo las dificultades normales para recordar cosas menos comunes, que seguro a la mayoría nos pasa.

Puedo decir, completamente seguro que la lectura es tan buena y tan necesaria como el aire o el agua. Y si, nuestra cultura tan floja (por supuesto, soy muy flojo también) a veces nos hace preferir cosas que requieren menor esfuerzo, como ver la tele y que no requiere nada de capacidad imaginativa. Ya sé que no hablo nada de nuevo, pero quería ponerlo en mis términos y que fueran tangibles.  Como sea, habrá que ver cuál será el siguiente libro a comenzar.

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